:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::¡ V I V A L A T I P O G R A F I A !:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::Exposición de obras gráficas de Juan Carlos RomeroINAUGURACION : jueves 25 de septiembre . 19 hs.en la Barraca VorticistaEstados Unidos 1614 . Barrio Montserrat, Buenos Aires::::::::::::::::::::::::::::::::::UN RELATO TIPOGRAFICOpor Claudia KozakExisten muchas formas de interrumpir el artefacto urbano. La interrupción tipográfica, entre otras variantes, puede darse de la mano del cartel o afiche que se presenta fuera de lugar. Ni señal de tránsito, ni afiche publicitario. En 1830 una joven neoyorkina –nos dice algún libro que se llamaba Martha Clemens, aunque su nombre poco importa– recortaba letras de volantes y carteles para reagruparlas en indecencias que le hicieron valer un proceso judicial. Más cerca, en la ciudad de Buenos Aires, alguien suele atar unos carteles artesanales realizados en cartulina (plastificada tal vez) al tronco de un árbol que a su vez soporta el peso de ser parada de colectivo; alguien más pega enormes letras blancas sobre negro en el lateral de un puente que atraviesa una avenida de tránsito rápido. En el medio de tan extenso abanico de tiempo y espacio, una lista de hitos reconocidos en la historia del arte sería posible de trazar. Incluiría géneros –poema tipográfico al aire libre, revistamural–, y movimientos (dada, poetismo, letrismo, entre otros). Pero se trataría también de la historia de un olvido: el del acontecimiento que contuvo a cada manifestación haciéndola parte de un relato más que de un manual de historia, el de la indiferencia de una mirada que en la mayoría de los casos, es probable, la rodeó ciegamente.Mirada indiferente y sobreexposición visual forman parte del mismo juego en la ciudad artefacto. Ya no miramos, no queremos mirar más, de tanto que se impone a la mirada. Y no creamos que esa invasión –o tal vez mejor: invisión– le pertenece sólo a la actualidad o le ha pertenecido a lo sumo al siglo XX. Desde que la tecnología de impresión de carteles lo permitió en el siglo XIX, hubo sobreabundancia de afiches publicitarios que llegaron a tapar las fachadas casi completas de las casas de las grandes urbes. Era más o menos frecuente en aquella época que los ilustradores de periódicos o revistas parodiaran semejante desajuste –ejemplo de 1836 tomado de Le Charivari, diario político ilustrado editado en Paris: un hombre que para salir de su casa tiene que rasgar el papel del afiche que le cierra el paso–. La diferencia que impone nuestra época, con todo, es que ya casi nadie toma la invisión cotidiana como objeto de parodia o de relato, a pesar de lo mucho que en apariencia se puedahablar del asunto. En líneas generales, simplemente, dejamos hacer. Y sin embargo, aquí estamos frente a los afiches de Juan Carlos Romero.Buenos Aires, septiembre de 2008. Convocados a reunirse luego de haber vivido separados más de cuatro décadas, los afiches de Juan Carlos Romero establecen un relato tipográfico que entrama nuestra historia violenta con la violencia del emplazamiento tecnológico que los reserva casi a objeto de anticuario. Una técnica ya casi en desuso, practicada por algunas pocas imprentas tipográficas que en épocas de offset y digitalización insisten en filiaciones anacrónicas, sirve de marco y puntal para una torsión del hábito urbano. Aunque se muestren encerrados, adentro, la vocación de estos afiches es el afuera y lo abierto. Hayan sido exhibidos en galerías o pegados en la calle, en realidad siempre apuntan al revés del ropaje urbano. Desde el afiche sindical que señala en su disposición poético-político-visual una AVANZADA del arte sobre la calle hasta la VIOLENCIA como sendero y muro contra el que nos topamos. Desde esas cuatro palabras quebradas –DESOCU, EXCLUS, MARGIN, EXTINC– que se vandando lugar unas a otras para construir el mapa de nuevas formas de desaparición hasta la incisiva repetición del TERROR. En sentido cronológico corresponden a producciones espaciadas en el tiempo; en su confluencia adensan la mirada sobre la visualidad urbana corriente. No estaría nada mal despertar una mañana con la ciudad empapelada de esta manera.:::::::::::::::::::::::::::::BARRACA VORTICISTAc/o Fernando García DelgadoEstados Unidos 1614Barrio Montserrat, Buenos AiresTe. 4304-8972http://us.mc903.mail.yahoo.com/mc/compose?to=info@barracavorticista.com.arhttp://www.barracavorticista.com.ar/
Monday, September 22, 2008
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